Las espumas técnicas están compuestas de material plástico y se diferencian unas de otras por su densidad, resistencia, porosidad y estructura celular, entre otras características. Se fabrican comúnmente a partir de la reacción química del poliol y de un isocianato y la adición de diferentes aditivos. Las espumas tecnicas son ampliamente empleadas en la construcción, así como en el equipamiento de estudios.
En función de su grado de porosidad, destacan dos tipos:
La espuma filtrante, con una estructura celular semicerrada y baja absorción de agua. Puede presentarse en diversos formatos, según las necesidades de aplicación: burletes con adhesivo, piezas troqueladas bajo plano, rollos y placas de diferentes tamaños (siempre de color negro).
Sus aplicaciones principales suelen presentarse en la filtración de muy diversos elementos: humos, polvo, aire, agua y, por supuesto, como elemento principal en los equipos de ventilación y recirculación de aire, utilizados en campos tan diversos como la automoción, los electrodomésticos o las piscinas.
La espuma aislante es una espuma de poliuretano con base de poliéster, que puede ser fabricada en una gran diversidad de densidades, colores y presentaciones (desde placas y rollos a piezas troqueladas bajo plano), de forma que permite una gran versatilidad a la hora de adaptarse a las necesidades de cada uso.
Entre sus aplicaciones principales, destaca la de aislante acústico en fachadas, paredes y juntas de sellado contra el aire, polvo, ruido o rozamiento. En electrónica, se emplea en la fabricación de los altavoces de los equipos de música. Es muy usual verla en los estuches de transporte de equipos que requieran una protección consistente y, por supuesto, como elemento de confort de personas en acolchados para tejidos, film plástico e, incluso, pieles sintéticas.
En consecuencia, su uso industrial está muy extendido, desde el sector de la construcción al automóvil (pasando por el transporte, entre otros).